lunes, 30 de marzo de 2009

Lugar o no lugar

Cuando bajé la mano por última vez sobre las seis cuerdas precisando el acorde que marca el final de Something, ella se pasó el dedo gordo por los ojos tratando de secarlos.
El ruido del camión de Cliba compactando la basura interrumpió mi impulso por decir lo que estaba pensando.
Ana estaba quieta. Sentada sobre sus talones miraba hacia la biblioteca y se tocaba el pelo de la misma forma que la tarde en que habíamos coincidido por primera vez. En un bar de la cañada ella se había tocado la punta del flequilllo, lo había mirado y sin dejar de hacerlo dijo: "Ni en pedo vuelvo a vivir en un pueblo."
Dejé la guitarra sobre el sillón y me fui al baño. Ella siguió con su mirada, sin foco, sobre el mismo lugar o no lugar.
Me lavé la cara. Me miré en el espejo. Me senté en el inodoro.
El camión de Cliba ya había puesto segunda y el sonido del motor comenzó a fundirse.
Cuando el silencio volvió también lo hizo la angustia que había tenido minutos antes, en el medio del cuerpo, mientras silbaba la canción de Harrison.
Abrí la puerta del baño y me abrazó, con el cuerpo y sin soltarme me dijo:"Bueno, probemos."

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