miércoles, 16 de diciembre de 2009

30 años antes
ella se levantaba antes que él.
Su día transcurría
tejiendo rezos
sin mirar los puntos
por miedo a desarmarlos.
Completaba sus fantasías
en los cortes de las telenovelas
y luego lavaba las camperas
con olor a bosta de vacas.
Bosta seca.
30 años después
él se levanta antes que ella.
Su día transcurre
desmalezando culpas
con cuchillas sin filos
sobre una pampa sin curvas.
Aprende a acariciarla
envidiando su incapacidad de recordar
y le ordena a la enfermera tirar el pañal
con olor a mierda de su mujer.
Mierda fresca.

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